25 años de carrera son muchos años. Y sí, llevo sabiendo desde hace meses que se retiraba, pero hasta que no vi sus 9 motos campeonas del Mundo delante de mí, no fui consciente de que no volvería a verlo en pista…
Valentino Rossi se retira
Como he comentado ahí arriba, ya sabíamos desde hace meses que Valentino Rossi se retiraba. De hecho, he de admitir que el día que lo anunció se me saltaron las lágrimas, pero, desde entonces, simplemente he disfrutado de verlo en pista en sus últimas carreras.
Y hace un par de semanas se me presentó la oportunidad de vivir el Gran Premio de su retirada desde una posición privilegiada, como Motul SuperFan. Como os conté en este post, ya lo fui en Jerez en 2019, pero este GP era más importante: era el GP Motul de la Comunidad Valenciana. Y aunque ya os contaré un poquito más adelante cómo viví mi experiencia, hoy quiero centrarme en cómo me sentí dentro del Paddock con respecto a la retirada de mi ídolo: Valentino Rossi. Porque sí, para mí fue una oportunidad de oro. Poder estar por el Paddock, viendo a los pilotos alegremente sin agobiarse por la gente, con toda la tranquilidad del mundo… Uffff… Fue una auténtica pasada.

Cada día un nuevo homenaje
El fin de semana del Gran Premio de Cheste fue un continuo homenaje a la carrera de Valentino Rossi desde que el mismo jueves, durante la rueda de prensa que ofreció a los medios, previa a la del resto del pilotos, desvelasen sus nueve motos campeonas del mundo. Desde la pequeña Aprilia de 125 cc hasta la última Yamaha M1 con la que demostró que «Gallina vecchia fa buon brodo».
Yo estaba yendo a realizar una de mis actividades como Motul SuperFan cuando, caminando por delante de las oficinas de Dorna, las vi. Y os puedo asegurar que se me encogió el corazón y se me saltaron las lágrimas. Sí, porque hasta ese mismo instante yo no era consciente realmente de que Valentino Rossi se retiraba.

Viernes: Grazie Vale
El viernes descubrí un gran panel amarillo en el que se leía en grande «Grazie Vale» junto a escenas dibujadas de su historia como piloto. En cuanto lo vi, ale, otra vez lagrimitas. Sí, era un auténtico no parar. Y sí, ese mural que también colocaron detrás de la grada amarilla estaba ahí para dejar nuestros mensajes para Valentino. Y como podréis imaginar firmé hasta dos veces.

Pero lo mejor de ese día no fue eso, no. Lo mejor fue que en uno de mis continuos paseos por el Paddock (una media de 14 km me hacía al día… ya os contaré jajajaja) escucho unos gritos procedentes de los camiones de Petronas y ahí estaba él. Y como no iba preparada pues… Le pedí, ya que tenía tatuado el título de su biografía «Imagina si no lo hubiera intentado», que me firmara. Y sí, tenía a 20 personas alrededor con móviles en la mano y ¡¡¡NADIE GRABÓ EL MOMENTO!!! Yo ahí mataba gente, os lo juro… (Y mi intención era tatuármelo pero al final se me ha borrado jajaja)

Sábado: Piazza Valentino Rossi
Comienza el sábado. El Paddock ya empieza a tener un aspecto normal: había seguridad, vallas delimitando los motorhomes, Paddock girls… Parecía un Gran Premio como los de antes pero con una diferencia: solo había un 20% de la gente que solías encontrar en épocas prepandémicas.
Y sí, me tocó volver a llorar. En la placita donde estaba el mural pusieron 25 paneles, uno por año de carrera de Valentino, en los que destacaban uno de sus momentos más legendarios. Era una auténtica pasada.

Además, esa mañana me tocaba dar una vuelta por el circuito y estar a pie de pista, por lo que pude hacerme instantáneas tan molonas como esta (y sí, el que está ahí es Valentino jajaja):

Domingo: Carrera, despedida y gala
El domingo fue un día muy emocionante. No solo viví su despedida desde el circuito sino que conseguí que me firmara el casco otra vez, le di los regalitos que tenía para su bebé y lo que más me emocionó, formé parte de su paso a leyenda de MotoGP.
Estaba yo en la gala de la FIM. Emocionadísima durante el momento en el que le hicieron el homenaje. Y llegó un momento, tras colocarle la medalla, en que todo el teatro se puso en pie para aplaudir. Y sí, ahí dejé el móvil, lo dejé todo y disfruté, ¿por qué? Porque yo estaba formando parte de ese momento de la historia del motociclismo. El sonido de mis palmas estaba acompañando al de toda la plana mayor de MotoGP en esta bienvenida a Valentino Rossi como Leyenda. Sentí que estaba formando parte de la historia y, os puedo asegurar, que ese sentimiento jamás se repetirá con ninguna otra cosa que me suceda.

Y desde aquí (aunque ya les dedicaré una entrada en especial) quiero dar las gracias a Motul por brindarme la oportunidad de vivir este momento. GRACIAS.
Por cierto… muy pronto tendréis el vídeo y el post en el que os cuento tooooooodo sobre la experiencia… ¿Tenéis las mismas ganas que yo?
Sin duda una leyenda del motociclismo con un carisma y una competitividad enorme, lástima que todas sus cualidades positivas las empezó a perder cuando pilotos nuevos le mostraron que el principio de su fin estaba cerca.
Fui acérrimo fan de él, lo dejé de ser cuando vi su verdadera actitud ante las adversidades.
No me da ninguna pena su retirada.