Ya conté en mi primer post de presentación “¿Quién es Una Motera Cualquiera?” por qué he estado toda mi vida ligada a las motos. Pero, lo que nunca he contado es por qué decidí, una vez dentro, quedarme en él.
Las Motos y el Deporte
En todos los deportes de competición hay bandos. En el fútbol, por ejemplo, se tienen que separar a los aficionados de uno u otro equipo en los estadios porque, a veces, hay enfrentamientos. Esto en las motos no pasa. Cierto es que, en los circuitos, hay gradas con lugares destinados a los Fan Clubs, pero esta situación estratégica existe para que los pilotos tengan un lugar en el cual parar, al finalizar la carrera, para agradecer el apoyo de sus seguidores. Pero el resto del circuito es un mix de colores y números. Hay miles y miles de aficionados de decenas de pilotos diferentes mezclados unos con otros disfrutando de un gran espectáculo. Sin malos rollos, sin malos gestos, unidos todos por una misma pasión. Y esa pasión que nos une a todos en los circuitos, a veces manchada en redes sociales, todo sea dicho, por cuatro fanáticos extremos, es la esencia de este deporte y solo tiene una palabra: hermandad.

Hermandad en el mundo de las Motos
Y hablo de hermandad porque en esta afición, cuando sales con tu moto un fin de semana, no importa la cilindrada de tu moto; no importa si tienes una R último modelo o una custom de 125 cc; no importa si tocas rodilla o eres un cono; lo importante es que, cuando vamos en grupo, siempre esperamos, siempre ayudamos y, sobre todo, esa parada para tomar algo en mitad de la ruta la hacemos todos juntos. Juntos salimos y juntos regresamos. Juntos paramos a hacernos fotos y comentar el camino. Los más veteranos, reducen su ritmo para dar rueda a los más novatos, para guiarles en el camino y mostrarles el mejor trazado en cada curva. Y todos, absolutamente todos, saludamos al resto de moteros que nos encontramos en ruta.

Si eres motero, los problemas son menos problemas
Cuando paramos en el típico bar de moteros a tomar algo, disfrutamos viendo las máquinas que hay aparcadas al lado de las nuestras, y sonreímos cuando es nuestra moto la culpable de alguna que otra mirada, sea por el motivo que sea. Nos saludamos unos a otros sin conocernos y nos deseamos una buena ruta cuando nos despedimos. Lo importante no es el destino, sino el camino.
Si en mitad de la ruta nos encontramos en problemas, no son pocos los moteros que, aún sin conocernos, se paran a nuestro lado para preguntarnos si nos ocurre algo y de qué manera pueden ayudar. Porque cuando sales con tu moto, aunque salgas sin compañía, nunca estás solo.
Y es que, cuando eres motero, hay una ley no escrita que dice que debes ayudar y ser ayudado. Porque ya no estás solo, sino que formas parte de una tribu que se apoya, que se anima y que, poco a poco, se convierte en tu familia.

Encima de la moto nunca dejas de sonreír
No os voy a contar qué se siente cuando vas encima de tu moto, sinceramente, no tengo palabras para explicarlo. Pero, desde que te subes por primera vez, ya no quieres volver a bajarte nunca. Es un continuo aprendizaje, tanto de ti mismo como de la moto. Y os aseguro que no hay mayor satisfacción que ver tu propia evolución y notar que ese aprendizaje da sus frutos. Vas adquiriendo experiencia, técnica, reflejos, confianza… Y todo mientras disfrutas desde el segundo 1 hasta que regresas a casa.
Y aunque no todos los momentos encima de la moto son fáciles, ya sea por inclemencias meteorológicas o por imprevistos, os aseguro que, cuando regresas a casa, la sensación de satisfacción y orgullo con la que te quitas el mono, no la sientes con nada más. Y la sonrisa que tienes en la cara no te la quita ni una bronca del jefe.

Y tú... Por qué eres moter@?
Por todo eso, amigos, digo con orgullo que soy motera. Porque me encanta formar parte de esta tribu, sentir esta hermandad y la felicidad que me provoca subirme en mi moto.
Y las siguientes palabras van destinadas a ti, que eres motero pero todavía no lo sabes: Si estás cansado de ir enlatado, si solo disfrutas de un viaje cuando llegas a tu destino, si sientes que tienes que probar algo nuevo en tu vida, si alguna vez has tenido miedo de subirte en una moto o si todavía no te has decidido, tu momento es AHORA. Pruébalo. Inténtalo. Cuando te bajes por primera vez de ella me dirás eso de “no entiendo cómo he esperado tanto para ser feliz”. Y te aseguro que no volverás a dejar de sonreír ni un solo día del resto de tu vida.
Esun mundo peculiar no te creas, pero la verdad es que mola.
El ver la moto cuando llegas al garaje es una sensación única, cuando aparco el coche y voy con mi pareja al lado suelo decir: -te quiero cariño, a lo que ella responde: -sé que lo dices por la moto …
Me gusta ir sólo la verdad en las rutas, aunque de vez en cuando salgo con gente bastante seleccionada.
Tienes pinta de ser un poco antisocial, la verdad
Muchas gracias.