Nos encantan las motos nuevas, es normal. Pero hay veces que, o bien no nos las podemos permitir, o simplemente existen modelos anteriores que nos llaman más la atención. Yo misma he estado mirando motos para cambiar a Mi Chikitina y no descarto que la próxima moto que entre en el garaje, sea una de segunda mano.
Y como una compra de segunda mano no nos ofrece toda la seguridad que sí tienen las motos nuevas, hoy os quiero contar todos los detalles que yo tendré en cuenta cuando llegue el momento de ampliar la familia.
1.- Investiga el mercado de segunda mano
Si la moto de tus sueños lleva años rodando por las calles de todo el mundo, haz una investigación exhaustiva de todas las que hay a la venta en tu país. Compara años de fabricación, kilómetros y estado de la moto para marcarte tu propio presupuesto por esa moto. A mí me encanta la Suzuki GSX-R K7, pero no por ello pagaría más de 4.000 o 4.500 € por ella.
2.- Duda de los "chollazos"
No voy a negar que si buscas chollos, puedes encontrarlos. Pero cuando veas un anuncio en el que la moto está a un coste muy inferior al coste de mercado… Tantea el terreno, pero ten por seguro que la mayoría de las veces suelen ser una estafa. Y si no es una estafa al uso, seguramente la moto tenga daños no visibles que, a la larga, te saldrán más caros…
3.- Queda con el vendedor para ver la moto
Revisa la moto a conciencia para descubrir todos los pequeños roces, golpes y marcas que pueda tener la moto. Pregunta al dueño cómo han sido causados (puede mentirte o puede decirte la verdad, ahí ya no puedo hacer nada). Muchas de ellas, posiblemente pueden ser producidas por una caída en parado, pero si ves un raspón enorme en el carenado, que no te “venda la moto” contándote que ha sido así.

4.- Comprueba los kilómetros de la moto
Desde hace años es obligatorio marcar los kilómetros a los cuales cada vehículo ha pasado una Inspección Técnica. Si tienes dudas porque la moto que tienes delante tiene 10 años y solo tiene 12.000 kilómetros… Pídele al dueño que te muestre la ficha de la ITV. Si se niega a hacerlo… algo esconde.
5.- Observa el posible desgaste de la moto
Hay que comprobar que tanto los neumáticos como el kit de arrastre (cadena de transmisión, corona y piñón) o la batería están en buen estado. Piensa que, de no ser así, su sustitución te saldrá por un pico. Pregunta al dueño qué revisiones le ha hecho a la moto y qué mantenimiento ha tenido durante el tiempo que ha sido «su moto». Si por kilómetros el dueño ya le ha hecho el reglaje de válvulas, pídele por favor que te enseñe la factura o facturas de todas las reparaciones y mantenimientos recientes.
6.- Arranca la moto
Lo mejor para escuchar los posibles problemas que tenga la moto, es quedar con el dueño en su propia casa y poder arrancarla con el motor frío. En caliente, las posibles averías se disimulan más. Si al arrancar escuchas sonidos non gratos en el motor… Descarta.
7.- Prueba la moto
Yo nunca me compraría una moto que no haya probado antes. Lo suyo es reunirse con el vendedor y disfrutar de una vuelta para probar cómo rinde la moto. Solo tú mismo puedes comprobar si esa moto va o no va bien. La respuesta del motor, el cambio, el embrague… Comprueba por ti mismo lo fina que va para saber si realmente merece la pena. Si en una vuelta de veinte minutos ya te hace un par de “extraños”… Malo.

8.- Pide una revisión a tu mecánico de confianza
Todos tenemos un taller habitual al que llevamos la moto. Si estás seguro de que la moto que quieres es la que has ido a ver pero no terminas de fiarte, pide al dueño que te permita llevarla a tu taller para que la revisen un poco más a fondo.
9.- Revisa la documentación y consulta el historial
Algo que nunca hacemos es comprobar la documentación, que concuerden los datos, la matrícula y el número de chasis. Además, podemos solicitar un informe en tráfico para comprobar el historial de la moto: el número de dueños que ha tenido, las ITV, si ha sido robada o si tiene embargos… Que la moto haya tenido un solo dueño o que haya pasado por varias manos puede ser el detonante de terminar comprando o no la moto en cuestión.
10.- Si todavía tienes dudas, consulta a un experto
Si aún así eres de los que no termina de fiarse, siempre puedes contratar un servicio de peritaje de vehículos para que te acompañen y sean ellos los que tasen la moto y te den el valor real que deberías pagar por ella. También es otra manera de rascarle unos eurillos al vendedor.
Y estoy segura que todavía me quedarían muchas más cosas por revisar, por lo que todo lo que veáis que no está en la lista, dejadlo en comentarios. Todos queremos una compra/venta legal y segura por lo que espero que estos consejitos os hayan ayudado un poco, al menos, para ver por donde tenéis que empezar a mirar.
Te ha faltado una: corta encendido para probarla. 😉
Hay algunos puntos, en los que conviene fijarse, que pueden darte una idea del desgaste y uso de la moto, independientemente de los kilómetros que marque. Por ejemplo el vespunte del tapizado del asiento, las gomas que cubren las empuñaduras, las gomas de los reposapies (si las tiene), la pintura de las manetas freno y embrague (si están pintadas), los pictogramas de los botones de las piñas…
Busca minuciosamente manchas o restos de aceite en el motor y en las barras de los amortiguadores.
Repasa la tornillería… cabezas gastadas o machacadas y tuercas o tornillos con restos de óxido.